¡HOLA!

Fotógrafo y realizador especializado en música en directo. Ganador de un Sony World Photo, documentando la escena de la música en Madrid desde 2009. Intentando alcanzar otro año más la cifra de 1000 conciertos en 365 días.

En 2009 empecé como afición lo que se acabaría convirtiendo en mi trabajo. Todas las noches, cámara al hombro, me recorro los garitos y las salas con música en directo, intentando contar a través de mis fotografías lo que ocurre cuando la gente normal duerme. Ahora puedo decir que vivo de lo que un día fue una afición. Intento que así siga siendo, sin perder la intensidad y la frescura del primer día, sin miedo a enfrentarme a nuevos retos.

¿QUIÉN SOY?

Yo empecé en esto siendo un chaval, saliendo los domingos a una sala llamada «El Junco». No tenía clase los lunes y me animaron a ir a una jam el domingo. Me quedé fascinado por la música en directo a esa distancia. Como la mayoría de gente, sólo conocía la música en su estado más masivo, pero tener la posibilidad de ver a gente tocando a escasos metros me llamó mucho la atención. Pregunté si podía hacer fotos y me dijeron «Hay poca luz, pero prueba». Probé, y aquí estoy. Tras meses yendo a la sala, empecé a conocer a la gente de la escena negra de Madrid, que me ha aupado para poder trabajar documentado este sector.

Con el paso del tiempo, empecé también a trabajar como cámara y realizador, haciendo videos de música, grabando directos, radios, sesiones de estudio… un poco de todo.
En 2015 gané el prestigioso Sony World Photo, entre 78.000 participantes. Este galardón me hizo saltar a la prensa escrita con diversas entrevistas de diferentes medios, como ELMUNDO, la SER o Radio Nacional, entre otras. De alguna manera, aunque la foto no tuviera temática musical, para mi fue como un reconocimiento a mi trayectoria.
Aunque me considero autodidacta lo cierto es que intento hacer talleres de la mano de la prestigiosa agencia Magnum. En 2012 estuve en la sede de Nueva York recibiendo un taller del taiwanés Chien-chi-chang y en 2017 en Atenas de la mano de uno de mis fotógrafos vivos preferidos, Nikos Economopolous, también de la agencia Magnum.
Siempre se me reconoce como fotógrafo musical, pero disfruto haciendo cualquier tipo de fotografía. Siempre llevo una cámara encima para poder capturar lo que pasa a mi alrededor. También hago eventos, por qué negarlo. Cada trabajo te enseña algo y cada cliente es una persona nueva que puede convertirse hasta en amigos. Me gusta trabajar, que le voy a hacer.
¿QUÉ HAGO?

Básicamente trabajo, no le veo mucho misterio. Supongo que lo que me distingue de otros fotógrafos es la necesidad de subir fotos todos los días a redes. Siempre intento hacer fotos, aunque vaya a comprar el pan, nunca se sabe donde está la foto buena.
La primera pregunta que me hacen en las entrevistas es a quién le vendo las fotos. Siempre he pensado que ese planteamiento es muy cortoplacista. Si sólo hiciera fotos para vender dejaría de lado mi faceta artística, que es la que más alegría me da.

Intento ir a cuantos más conciertos mejor. Si acabo un trabajo a una hora razonable, me voy a conciertos a hacer fotos como pollo sin cabeza. 1, 2, 3, o 4 salas. Una detrás de otra, charlando con la gente que me encuentro en ellas. Es una vida maravillosa. Cansada, pero maravillosa. Las fotos de salas las hago a nivel documentalista casi siempre. Hay que comer, claro, pero estas fotos que hago son de alguna manera una forma de dar las gracias a la escena musical, que me ha permitido vivir en ella sin ser músico, a esa escena que nutre la realidad cultural de una ciudad.  Si lees esto y no estás dentro de la escena no sabes lo que es realmente, pero te llamaría mucho la atención la realidad musical paralela  a lo que suena en la radio.
Es esto lo que quiero contar. Contar que un músico que está a las 4 de la mañana tocando por 50€, puede hacerse una gira con Jorge Drexler. O que el tipo ese mayor que ves a la batería tocando para 40 personas en el Plaza ha grabado los discos de Alejandro Sanz o Miguel Ríos.
Conocer gente de otros países, de otras culturas, de otras músicas, es lo que me lleva a seguir con este ritmo de vida tan loco, en el que intento compaginar lo que me pagan y lo que realmente me gusta. Por suerte muchas veces es lo mismo, lo que me hace estar tremendamente agradecido a la gente que me apoya y me contrata.
Durante la pandemia de 2020 escribí el Libro «La música que he visto«, con Trama Editorial, un recorrido a estos más de 10 años de trayectoria en una escena que se desdibuja como resultado de las restricciones y los cambios de hábitos. 
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    ALGUIEN – UNA VEZ
  • “El músico ha dejado de vender motos sencillamente, porque no hay motos que vender”, opina Jaime Massieu, fotógrafo correcaminos de la noche madrileña,

    EL PAIS – CHEMA GARCÍA
  • Salir a fotografiar conciertos no supone un trabajo para un amante de la música que ve su trabajo como «salir».

    LA INFORMACIÓN – MARTA BARDÓN
  • Así que si tiene pensado ir esta noche a un concierto de jazz y ve una bici aparcada en la puerta y un chaval dentro con una cámara, probablemente sea Jaime Massieu

    PABLO GIL – EL MUNDO

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